
Estados Unidos inventó la prohibición y ahora podría firmar su fin. Varios estados regularon el cannabis, pero ahora podría ser el turno del estado federal, es decir, de todo el país del norte.
El proyecto que trata hoy el parlamento propone quitar al cannabis de la lista de sustancias prohibidas, además de impulsar un fondo para reparar en parte los daños provocados por las políticas represivas que tiene como principales víctimas a las minorías y comunidades de bajos recursos.
No se trata sólo de legalizar, sino también de eliminar los antecedentes y condenas a personas penalizadas por tenencia de marihuana. Incluso se reformaría el sistema inmigratorio: haber tenido una causa por cannabis ya no sería motivo de rechazo para solicitudes de asilo o ciudadanía.
Otra medida sería aplicar un impuesto del 5% a las ventas de cannabis que será destinado a la financiación de capacitaciones laborales y ayuda legal a personas que hayan sido víctimas de prisión o procedimientos judiciales.
También se propone crear un sistema de subsidios y préstamos para negocios y empresas manejadas o creadas por personas de bajos recursos.
De darse ese paso la discusión pasaría al Senado y la prohibición estaría a un paso de una derrota histórica, abriendo la posibilidad a que el resto del mundo revise sus políticas sobre el cannabis.
Si no se aprueba, se trata igualmente de un paso clave que demuestra que la crisis del viejo modelo es irreversible. A estar atentos.